lunes, 17 de agosto de 2009
--- C h o p p e r S t a r d u s T a l e s ---
De paseo en la Cordillera de los Andes
Texto y fotografía por: Alma Ramos
Desperté y descubrí que todo era perfecto, tanto así que por un momento llegué a creer que ya no estaba en el planeta Tierra. El paisaje es tan bello e inmenso que simplemente no cabía en mis ojos. Antes de poder pensar cualquier cosa una gama de sentimientos me invadió abruptamente: vigor, júbilo, alegría y sobre todo mucha gratitud.
Esa mañana habíamos amanecido en la Provincia de Mendoza, Argentina. Desde muy temprano tomamos el autobús que nos llevó a Puente de Linca que es una de las tantas recepciones a la Cordillera de los Andes.
El sol brillaba pero aún así estábamos a menos 17 grados, temperatura que nunca sentí porque antes de llegar nos habían recomendado abrigarnos con equipo especial. ¡Ja! Mi amiga y yo nos veíamos como hombre Michelin ya que el traje que te rentan es impermeable y repelente al frío pues está forrado con plástico y en su interior lleva una cubierta de plumas de ganso.
Jugamos tanto como fue posible, el lugar te inspira a llenarte de vida y si creíamos que ya lo habíamos visto todo pues déjame contarte que estábamos en un terrible error ya que nuestro asombro creció todavía más cuando nos encontrábamos frente al Aconcagua. Fue impresionante ver que en medio de esas enormes montañas había una mucho más grande completamente cubierta de nieve que por mucho sobresalía de las otras.
Creo que en ese momento fue cuando se despertó en mi el deseo y la necesidad de llegar a escalar cada vez puntos más altos. Hoy en día, cuando entreno en el escalodromo me imagino el momento en el que podré enfrentarme a una montaña real.
Después de un rato de contemplación pedí a mi amiga que posara para la foto. Ella se paró sobre una roca y a sus espaldas estaba el Aconcagua. La montaña es tan grande que no entraba en la lente por lo que gradualmente me alejé para que ambas cupieran en la misma foto. Cuando por fin esto sucedió me enfrenté a otro problema: El Aconcagua lucía increíble pero Diana no se distinguía.
Reí a carcajadas porque sentí como si hubiera recibido una gran lección de humildad, me di cuenta de lo pequeños e insignificantes que somos ante el universo. Todo lo que está ahí es perfecto y mucho más grande que cualquier cosa que haya construido el hombre y poder apreciarlo te da la oportunidad de dar las gracias.
¿Qué te puedo recomendar?
La Cordillera de los Andes es un lugar excelso que no necesita de la presencia del hombre, razón por la que sólo hay pequeñas cabañas que alojan a los excursionistas. En estos rústicos lugares gozarás de un excelente vino acompañado de los suculentos platillos de la cocina tradicional argentina como carnes, empanadas y guisados.
Y si lo tuyo es el deporte no puedes dejar de ir a Penitentes, Las Leñas o Vallecitos que son algunos de los centros en los que se puede practicar el sky, snowboard, culipatín, entre otros.
Más información
www.mendozatravel.com
www.turismo.mendoza.gob.ar/
www.mendoza.gov.ar
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